Sin Rumbo... Los Amigos

Los amigos  se cuentan con los dedos de una mano; ¡no te asustes si te sobran dedos!.

El problema, no son los demás, sino que proviene de uno mismo. Sí, de la propia ignorancia, o en éste caso, de la propia incredulidad.

De pequeña, solía pensar que todos eran mis amigos, y que me querían puesto que yo era la princesa de todos los cuentos, y  pues, ¡obvio! una princesa siempre tiene montones de amigos…¡Venga, a ver! como decimos todos: ¡niñosssss!

Nunca he pensado que los demás sean esenciales para mi persona, cuento conmigo misma para hacer lo que me plazca, y pues bien, si a los demás les gusta o no, ese es su problema. Mentiría si les dijese que toda mi vida me he mantenido  gracias a ésta filosofía, ciertamente, todo lo que tengo se lo debo a mis padres, y lo que no, eso sí me lo adjudico a mi misma.

Hace unos años, la amistad era más fácil de sostener que ahora: alguien era tu amigo por el simple hecho de verlo a menudo y compartir unas horas de juegos o hasta algunas galletas; si alguien te molestaba o simplemente no concordaba con tus ideas dejaba de ser tu amigo y la pequeña pero muy temida “X” hacía su aparición en los dedos de la mano y, así de fácil sabías quién era tu amigo y quién no.

Sin embargo, el destino es cruel y te lleva directo a la adolescencia, y con ella vienen los problemas….

“El CHISME”: que si María me dijo, que Pedro le comentó, que Julián había visto, que Alejandra le decía a Marco, que Arísa y Magdalena habían visto a Eric espiando la conversación de Ignacio y Andreina, en la cual decían que habían escuchado que Antonio y Katerina estaban jugando a la pelota con Andrés y ahora la pobre de Susi (la cuál nadie conoce, pero hacen como que sí) se había roto la naríz…¡Dios, ayúdalos!.
Y es que el chisme, mueve a las masas y hace que el aburrimiento de la vida cotidiana de personas sin oficio en ésta vida, tenga un poco de picante y alguna que otra cosa para darle sentido a su innegable existencia. Sin embargo el problema no radica en el acto de chismear, pues…¡vamos! Todos hemos chismeado alguna vez en nuestras vidas, y cuidado si no somos los primeritos en la fila para enterarnos de lo último que le pasó a la pobre desconocida aquella que sufrió semejante accidente; no, el problema radica en que nos tragamos el chisme al pie de la letra y vale, que ahora nuestra existencia gira en torno a alguna escaramuza que nos dijeron.

Y la peor parte no es que nos creamos el chisme, sino que lo utilicemos para dañar a otra persona.

“La IMAGEN”:  Si Andrea se pone la falda, entonces me la pongo yo, que si Britney se perforó el ombligo entonces debo de tener uno igual, que si me maquillo para verme más linda, o me depilo las piernas al ir a la playa pues los panas lo hacen; que si me pongo relleno o dejo mi ropa interior por fuera para que la gente sepa que compro Calvin Klein; si es rojo, es rojo, si es azul, es azul, si es verde entonces no estás en la onda y si no es original, más vale ni decirlo. Y es que todo, absolutamente todo, gira alrededor de la usualmente cambiante, encasilladora y muy frustrante (si no sabes como implementarla) MODA.

Sólo unos pocos, pasan ese camino y encuentran su verdadera esencia; usan las cosas que les gustan y no se rigen estrictamente por los grandes artistas o diseñadores sino por cómo se sientan o quieran expresar.
Sin embargo, los demás no dan crédito a ésta revelación y en vez dejarlos seguir su camino, los catalogan como raros, y si eres lo suficientemente raro o ellos están lo suficientemente ociosos entonces puedes incurrir en ser el protagonista de los chismes de la semana.

Sin importar a dónde te dirijas o miras, el chisme siempre va ligado a tu imagen, o viceversa, y éstas dos grandes revelaciones hacen más que suficiente para arruinarle la vida a muchos adolescentes.

Recuerdo una historia muy interesante para explicarte éste punto, le pasó a la amiga de una amiga quién por dejarse llevar por los caprichos externos de la adolescencia, aprendió una gran lección.

Resulta ser que, como toda adolescente, D (vamos a llamarla así para no incurrir en problemas) quería pertenecer a un grupo de amigas que fuese divertido y que le ayudase a pasar ésta etapa de su vida, y conoció a Andreína (también cambiamos su nombre…. ¡qué más da! TODOS LOS NOMBRES DE ÉSTE RELATOS ESTÁN CAMBIADOS).

Andreína, era la típica chica que todos querían por su soltura y sonrisa; se metía en problemas, los chicos más grandes eran sus amigos y disfrutaba de la libertad que todo adolescente busca. Era la típica chica popular pero sin todo aquél adorno rosa chillón y super sifrino de las niñas de ahora; más bien, Andreína era única, vestía más de negro que de otra cosa, conocía y se la pasaba con montones de chicos guapos y músicos y se sabía todas y cada una de las escusas para decirle a tus padres cuando oliesen el olor a humo de cigarro en tus ropas. ¡Simplemente genial!.

Junto a Andreína estaba Stefanie, quién era más la chica que tira hacia el lado sofisticado y sifrino de la jerarquía adolescente. No fumaba pero se metía en unos problemas terribles así como también tenía veneno en su lengua como para descuartizarte en menos de dos minutos. Juntas eran el modelo de las chicas geniales a las que D quería pertenecer, y lo hizo. Se vestía igual que Andreína y seguía todos sus ejemplos, así como también le encantaba meterse en problemas con Stefanie (muchos de los cuales implicaban el hacer sentir mal a los chicos y chicas del colegio hasta el punto de hacerlos desaparecer del mapa social).

Gracias a estar todo el tiempo con estas chicas, D decidió que sus antiguas amigas no podrían cambiar su estilo de vida por el que ella tenía ahorita, así que sencillamente las mandó a volar mientras, seguía adentrándose más a su otra vida, sus otras amigas y sobre todo a Andreína, quién comenzó a tenerle mucho cariño. Un buen día, una bomba explotó entre ellas.     Su nombre... CHISME o para ser mas precisas: ¡D ha estado comentando a todos los chicos del colegio que Andreína es una regalada y se acuesta con todo el mundo!.

¿Que bombazo no?, pues bien, su amistad ya no fue la misma y como se pueden haber dado cuenta, las antiguas amigas de D tampoco querían volver a estar con ella.

¡Ahí está!, el CHISME y la IMAGEN, señores del sufrimiento de todo adolescente, volvieron a hacer su aparición para destruir la vida de D. Y es que, ¿a quién no le ha pasado algo similar?.

El punto, luego de toda éste drama es que definitivamente, en la adolescencia, comienzan los problemas de todo el mundo y es aquí cuando te das cuenta que amigos hay pocos.

¡Que cursi ha sonado eso!. La verdad que sí, pero bueno, no le demos importancia, lo que es verdad así se queda y si no, pregúntale a cualquiera ¿cuánto  amigos tiene? ¿Cuáles de ellos han estado para apoyarte mientras pasabas por el divorcio de tus padres o sencillamente te prestaban su hombro para llorar?, ¿a cuántos has visto más de una vez luego de que te graduases o saliesen de fiesta? ¿Con cuántos has disfrutado de sencillamente sentarte a comerte una galleta y charlar un rato por el simple hecho de agradarte su compañía? ¿Cuántos de esos “amigos” se quedaron callados cuándo tú los estabas defendiendo de tremendo problema? ¿Quiénes de ellos, alguna vez intentaron comprenderte, cómo tu lo hiciste con ellos?  ¿Quiénes se presentaron en el velorio de tus padres y estuvieron con tu dolor, o quiénes intentaron alegrarte el día así sea sólo una vez y con una sonrisa?....

¿Quién de ellos te dijo un te quiero por el simple hecho de decirlo; por el simple hecho de quererte como persona, de amar tus valores, de quererte por ser simplemente tú, en vez de quererte por lo que eres para ellos?.....

¿1?, ¿3?....¿ninguno?.... Por eso, no creo en la amistad en grandes multitudes, ni en cuentos de princesas…Sólo creo en los hechos y ellos me han demostrado que sólo unos pocos merecen ser llamados “amigos”.

La Palabra “Gracias”. Por Hirabayashi Miyuki


2009年3月27日
名前:ベジョ ルイス

 平林みゆき

     Así como los humanos tienen alma, las palabras tienen algo llamado espíritu de la palabra. Los colores tienen espíritu del color, el sonido tiene espíritu del sonido, ¿qué quiere decir eso?, por ejemplo, el rojo, el amarillo, el rosado, etc., expresan alegría; el negro, el gris, etc., representan tristeza. Como el naranja tiene un espíritu claro, lo usamos cuando nos divertimos. Cuando una persona ha muerto, nadie usa ropa naranja o rosada ¿verdad? En cuanto al sonido, esos “buubuu”, “gyaagyaa”, etc., de los sonidos que hacen los carros y el tráfico, producen cansancio; por el contrario, el sonido que fluye del cantar de un pajarito, el de un arroyo, etc., le brindan paz al corazón de las personas. Si durante una misa en la iglesia pusieran rock pesado, o el ruidoso reggaeton, ¿qué pasaría? Creo que decirle a alguien “quédate tranquilo”, hacer “sshhh”, se hace igual en todos los países. Aunque se pronuncie un “gaa” o un “gii” por poner el dedo sobre la boca, tiene que traer calma ¿no es así? Después de todo, cada sonido tiene espíritu del sonido.
     Bueno, tratemos de enfocarnos en el espíritu de la palabra. Una palabra linda y tierna, una palabra desagradable, usarlas expresa la forma de ser de las personas. La gente que vive su día a día correctamente deben usar las palabras apropiadas  en su vida cotidiana, pero los ladrones y rufianes siempre usan las inapropiadas. Quienes roban las cosas y el dinero de otros jamás dirían “disculpe, présteme ese carro por favor”¿no es así?, en cambio, deberían decir “epa, dame acá ese carro”. Eso es lo que quiere decir que cada palabra tenga espíritu. Aquí está el significado de la palabra gracias. Por supuesto que es una palabra que expresa gratitud. ¿Sabías que decir esa palabra “gracias”, lleva consigo la fuerza de un inmenso espíritu?
     En un lugar determinado se llevó a cabo un experimento. Consistía en llenar una botella normal de 1 litro con agua de grifo, a la que se le pegó un papel que tenía escrito “gracias”. En otra botella se hizo lo mismo, pero el papel que se le pegó tenía escrito “estúpido”, ambas se metieron a congelar durante toda la noche. Al día siguiente se examinó la primera botella, resultó que brillaba como un diamante que hace “Kira-Kira” por haberle escrito “gracias”. Al contrario, la botella que tenía escrito “estúpido” obtuvo un resultado horrible. Esa es la influencia del espíritu que lleva consigo un “gracias”.
     Yo probé hacer un experimento también. A una papa le dije palabras lindas. “Querida papa. Tú siempre eres parte de nuestras deliciosas comidas, gracias. Te quiero papita”, fue la manera en que se lo dije. También le dije palabras a otra papa, pero desagradables. “Eres fea. Sabes mal y para nada quiero comerte”, es lo que le dije. Separé a las dos papas una de otra, y todos los días les repetía las mismas palabras. ¿Cuál creen que fue el resultado? La papa que continuamente recibía palabras desagradables lamentablemente se pudrió al tercer o cuarto día, pero la que recibía palabras buenas siguió por una, dos semanas así, hasta año nuevo.
     De esta manera las palabras que usamos todos los días tienen consigo una gran fuerza de experiencia. Cuando los humanos se enojan de cualquier manera, usan un mal espíritu de la palabra, y por lo tanto se llenan de toxinas dentro de su cuerpo. Quienes siempre dejan salir quejas de su boca están ensuciando sus propios cuerpos.
     Existe otro experimento al respecto. En una botella de un litro se introdujo una mosca, junto con el aliento en estado normal de una persona y luego se tapó. En otra botella igual se introdujo otra mosca, esta vez junto con el aliento de la misma persona que había dicho quejas y malas palabras. Dentro del aliento en estado normal de la persona, la mosca vivió durante 45 minutos, pero dentro del aliento enojado no pudo vivir más de sólo 3 minutos. No es para menos entender lo fuertes que son esas toxinas.
     Por el contrario la palabra “gracias” para gratitud, tiene un efecto en el cuerpo humano, es que como se compone en un 70% de agua, esa palabra tiene el poder para purificarlo. Cuando haya sufrimiento, cuando haya tristeza, cuando haya ira, hay que librar la gratitud hacia el universo con la palabra “gracias”. Ésta es razón para conectarse con Dios. Continuar diciendo “gracias” cura la enfermedad de las personas, como hacer que logren ver y mejorar su vida del día a día.
     En una reunión de 200 personas había un hombre con cáncer, que pidió un favor a todos con estas palabras; “yo tengo cáncer, pero les pido focalicen su mente en el espíritu del gracias”. Entonces, las 200 personas dijeron 100 veces “gracias” durante un minuto. Ese hombre recibió la palabra “gracias” en su cuerpo 20.000 veces. Tres días después se le hizo un examen de diagnóstico, y el resultado fue que las células cancerígenas habían desaparecido. Todos se quedaron sin habla cuando se enteraron. Si todavía dudas haz el experimento.

Luis Miguel